El martes 23 de enero, el vuelo AV 9318 de Avianca, que cubría la ruta entre Bogotá y Medellín, vivió momentos de tensión cuando una mujer de 35 años protagonizó un escándalo, desencadenando una serie de eventos que afectaron a decenas de pasajeros y retrasaron significativamente la operación aérea.
La situación se desató en el aeropuerto El Dorado de Bogotá, cuando la aeronave estaba lista para despegar. La mujer, cuya identidad no ha sido revelada, comenzó a activar el botón de servicio de la azafata de manera insistente. A pesar de las indicaciones de la tripulación de que no podían atenderla debido al inminente despegue, la pasajera continuó con su comportamiento disruptivo.
Según testigos, la mujer alegó que no podía soportar la situación de una menor de edad que lloraba mucho, lo que provocó la escalada del incidente. La tripulación le ofreció cambiar de asiento, lo cual aceptó en un principio, pero luego exigió ser bajada del vuelo.
La amenaza de la pasajera de acusar a la tripulación de secuestro llevó al avión a regresar a la puerta de embarque. La intervención de agentes de la Policía resultó en la detención de la mujer. Sin embargo, la demora continuó, ya que la aeronave tuvo que ser sometida a una revisión exhaustiva por temor a que la pasajera hubiera dejado algún artefacto a bordo.
El incidente generó caos en el aeropuerto y molestias para los pasajeros afectados, quienes experimentaron significativos retrasos en sus itinerarios. La situación subraya la importancia de abordar y manejar adecuadamente comportamientos disruptivos en vuelos para garantizar la seguridad y el bienestar de todos los pasajeros.