La triste partida de Luna, la black lab golden retriever, en la madrugada del primero de diciembre ha conmocionado a la comunidad de Antioquia. Los estruendos de la alborada, celebración que marca el comienzo de la Navidad, resultaron mortales para Luna, cuyo sistema nervioso no resistió los impactos generados por los explosivos.
El calvario de Luna se extendió desde las 11:57 p.m. del último jueves de noviembre hasta las 2:30 a.m. del primero de diciembre. Durante este tiempo, la pólvora que iluminaba el cielo también oscureció los últimos minutos de la vida de esta fiel compañera.
Los veterinarios explican que los perros, con oídos ultrasensibles, sufren considerablemente por el ruido estruendoso de la pirotecnia. Luna, al igual que muchos animales, experimentó un impacto en su sistema nervioso que desencadenó vómitos de sangre antes de fallecer.
Este trágico incidente plantea preguntas sobre la responsabilidad en el uso de la pólvora y la necesidad de concienciar sobre los peligros que representa para las mascotas. Las autoridades locales y organizaciones defensoras de los animales han instado a la población a optar por celebraciones más seguras y amigables con los animales durante la temporada festiva.
La familia de Luna, devastada por la pérdida, busca que su historia sirva como llamado de atención sobre los riesgos de la pirotecnia, abogando por regulaciones más estrictas y por la sensibilización de la sociedad respecto al impacto negativo que puede tener en las mascotas. En medio del luto, surge la esperanza de que la trágica experiencia de Luna impulse cambios en las celebraciones, protegiendo así a las mascotas de eventos traumáticos como el que acabó con su vida.
