La captura de Julio Andrés Murillo Figueroa, conocido como Alias H-1 o ‘El Zar’, representa un importante golpe contra el narcotráfico internacional. Figueroa, un hombre poco conocido en Colombia pero de gran relevancia en el mundo criminal, era el principal proveedor de droga para capos de otros países, entre ellos el famoso Jonas Sture Falk, apodado el ‘Pablo Escobar sueco’.
El operativo que condujo a su arresto se llevó a cabo en su lujosa residencia ubicada en la vía entre Rionegro y Llano Grande, en Antioquia. Esta casa, valuada en 6.000 millones de pesos, servía como su centro de operaciones para coordinar el envío de drogas desde Argentina y Colombia hacia países europeos como España, Francia, Holanda, Bélgica e Italia.
La policía de Colombia y España, encargada de la operación conjunta, reveló que problemas de movilidad física de su mascota fueron determinantes para su captura. Este detalle insólito permitió a las autoridades acercarse lo suficiente para arrestarlo sin que pudiera escapar.
Alias H-1 llevaba más de 15 años en el mundo del narcotráfico, según las investigaciones policiales. Durante este tiempo, había logrado mantener un perfil discreto, lo que le valió su apodo de ‘El Zar’, el narcotraficante invisible.
Sin embargo, su red de distribución de drogas y sus vínculos con capos internacionales lo convirtieron en un objetivo prioritario para las fuerzas de seguridad. Su detención representa un éxito en la lucha contra el crimen organizado y envía un mensaje claro a quienes operan en este mercado ilícito.
Las autoridades han destacado la importancia de esta captura para desmantelar estructuras criminales complejas que operan a nivel global. El arresto de Alias H-1 representa un paso significativo en el camino hacia la desarticulación de redes de narcotráfico que amenazan la seguridad y el bienestar de las comunidades en todo el mundo.