La persistente sequía causada por el fenómeno de El Niño está dejando huellas profundas en Colombia, y Guatapé no es la excepción. Conocido por sus hermosos paisajes y su embalse de aguas color esmeralda, este destino turístico emblemático ha sufrido transformaciones impactantes debido a la falta de lluvias y a los bajos niveles de agua en el embalse.
El embalse de Guatapé, una vez deslumbrante y lleno de vida, ahora muestra un panorama desolador. Las aguas cristalinas que solían atraer a miles de turistas han cedido su lugar a un lecho de tierra expuesta, dejando al descubierto las fachadas coloridas de las casas y la icónica roca de 220 metros de altura que domina el paisaje.
El malecón, que solía ser el corazón del turismo en Guatapé, ahora yace vacío y silencioso. Las empresas de transporte fluvial han tenido que adaptarse a la nueva realidad, trasladando sus muelles debido al bajo nivel del embalse. Los botes ahora descansan sobre la tierra y los sedimentos que yacen en el fondo, en lugar de mecerse suavemente sobre las aguas.
La comunidad local, que depende en gran medida del turismo, se enfrenta a desafíos sin precedentes. Aunque el pueblo fue recientemente incluido en el listado de los 16 pueblos más hermosos del mundo por la revista Time Out, la realidad actual presenta un contraste sorprendente.
Según Empresas Públicas de Medellín (EPM), el embalse de Guatapé se encuentra actualmente apenas al 40% de su capacidad, lo que representa un duro golpe para la región. La situación ha sido documentada por el influencer Yeferson Cossio, quien ha compartido imágenes impactantes que muestran la cruda realidad de la sequía en Guatapé.
La transformación de Guatapé es un recordatorio vívido de los efectos devastadores del cambio climático y la importancia de la conservación del agua. A medida que la comunidad local y las autoridades enfrentan este desafío, queda claro que se necesitarán esfuerzos concertados para mitigar los impactos y proteger los recursos naturales para las generaciones futuras.